La Generalitat ha decidido incorporar dos cambios en la modificación de la selectividad del 2017 anunciada la pasada semana en un intento a contrarreloj de apaciguar las protestas de los profesores y estudiantes de segundo bachillerato, quienes consideraban que el nuevo formato perjudicaba sus intereses cuando apenas quedan cuatro meses para las pruebas. Dos profesores consultados por este diario las han considerado como “parche que algo hace” y como “solución ingeniosa para apagar el fuego”.
La primera modificación es que Historia del Arte formará parte del paquete de cinco asignaturas de la fase general obligatoria, que puntúan entre todas con un máximo de 10. Los alumnos tendrán que examinarse de cuatro asignaturas como hasta ahora (Lengua Catalana y Literatura, Lengua Castellana y Lengua extranjera, más una a escoger entre Historia o Historia de la Filosofía), mientras que para la quinta materia se podrá optar entre Latín, Matemáticas, Matemáticas aplicadas a las Ciencias Sociales y -la novedad- también Historia del Arte. La elección, además, no deberá estar condicionada necesariamente al bachillerato cursado.
En la protesta de la semana pasada, los estudiantes lamentaban que el abanico para la quinta materia se hubiera reducido, en cumplimiento de la orden ministerial que regula estos exámenes, puesto que en la selectividad del 2016 entraban las 20 asignaturas de modalidad. Tradicionalmente, los alumnos contaban con este examen para subir nota puesto que se escogía una materia muy favorable.
El segundo cambio es que la asignatura de modalidad escogida en la fase general podrá ponderar para la fase específica si se obtiene una nota mínima de 5. Y no hará falta examinarse de nuevo. Es decir, un estudiante podrá examinarse de Matemáticas en la fase obligatoria y puntuar para las Matemáticas de la fase de modalidad. Si sacara un 10, podría ponderar dos puntos (las ponderaciones dependen de la carrera que se quiera estudiar). Precisamente este punto era el que más polémica había levantado.
Se exige un 5 porque también es un requisito que se reclama a cada una de las materias que forman parte de la fase específica para poder ponderar.
En una carta dirigida a los directores de los institutos, la Oficina de Acceso a la Universidad del Consell Interuniversitari de Catalunya ha recordado que en líneas generales la prueba de acceso a la universidad del 2017 mantendrá la estructura de años anteriores. Lo fundamental es que la fase obligatoria (cinco asignaturas) seguirá puntuando con un máximo de 10, mientras que en la fase específica se podrá optar a 4 puntos suplementarios, hasta un máximo de 14.
Tampoco cambiarán esta selectividad las asignaturas para las ponderaciones, y podrán utilizarse las mismas que el año anterior. De la misma manera, las materias examinadas no tienen que haber sido cursadas necesariamente en el bachillerato. También se mantienen, como en convocatorias anteriores, los criterios de evaluación, la estructura y el contenido de las materias.
Las pruebas se realizarán los próximos 13, 14 y 15 de junio. Los que se presenten a la prueba específica de Magisterio están convocados para el 16.
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