La Comisión Europea amenaza con iniciar un expediente que podría llegar incluso a sanciones multimillonarias contra Roma.
La Comisión Europea ha lanzado este jueves una tremenda andanada contra el proyecto de Presupuestos de Italia, con una carta que acusa al Gobierno de Roma de tramar un derrape fiscal “sin precedentes en la historia del Pacto de Estabilidad y Crecimiento”. La brutal misiva, firmada por el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, y el comisario de Economía, Pierre Moscovici, supone el primer paso para rechazar el proyecto presupuestario, una decisión que tampoco tiene precedente en la historia de la zona euro.
Y Bruselas eleva aún más la presión y amenaza al Gobierno de Giuseppe Conte con iniciar un expediente de procedimiento de déficit excesivo por incumplir el criterio de reducción de deuda, una medida disciplinaria que en caso de enconamiento podría llegar a sanciones multimillonarias.
La carta fue remitida nada más terminar la cumbre europea celebrada en Bruselas, en la que Conte fue llamado al orden por algunos de los socios más duros de la zona euro. El primer ministro italiano mantuvo reuniones bilaterales con la canciller alemana, Angela Merkel, y con el primer ministro holandés, Mark Rutte, para intentar buscar clemencia. Ambos mandatarios se mostraron en público comedidos en las críticas. Y Merkel incluso valoró positivamente las reformas estructurales que le comentó Conte, referidas al combate del fraude y la reforma de la administración pública.
Pero el tono real lo marcó el canciller austriaco, Sebastian Kurz, cuyo país ocupa la presidencia semestral de la UE. “No me genera ninguna simpatía el proyecto de Presupuestos que Italia ha enviado a Bruselas. Y, por supuesto, nosotros [los austriacos] no vamos a pagar por las deudas y las promesas de las campañas populistas de otros”.
La carta de la Comisión traduce a lenguaje reglamentario las rotundas palabras de Kurz. Y aunque el lenguaje es más frío, las consecuencias políticas, económicas y legales de la aplicación a rajatabla del Pacto de Estabilidad pueden resultar mucho más peligrosas para Roma que las declaraciones abrasivas del austriaco.
Ante la gravedad de la situación, el comisario Moscovici se desplazó este mismo jueves a Roma para iniciar las negociaciones con el ministro italiano de Finanzas, Giovanni Tria, para buscar un acuerdo que evite una ruptura entre Bruselas y la tercera economía de la zona euro. La potencial y gigantesca crisis en un país con un PIB de 1,7 billones y una deuda de casi 2,3 billones dejaría en pañales la provacada por Grecia, cuyo PIB es como el de la Comunidad de Madrid. “No quiero ser el policía malo, no hay un plan b, solo tengo un plan a y es el de estar juntos en la zona euro”, ha dicho Moscovici en Roma, mentando la bicha de la salida de la Unión Monetaria.
La Comisión advierte a Tria, que el proyecto presupuestario apunta a un crecimiento del gasto primario del 2,7% (frente al 0,1% requerido) y a un deterioro del déficit estructural de 0,8%, frente al ajuste exigido.
“Tanto el hecho de que el proyecto prevea una expansión fiscal cercana al 1% (…) como el tamaño de la desviación (con una brecha de alrededor del 1,5%) no tienen precedentes en la historia del Pacto de Estabilidad”, concluye la Comisión tras una primera revisión de las cuentas presentadas por Italia el pasado lunes.
La conclusión de la Comisión aboca a una devolución del proyecto, un varapalo político jamás ocurrido desde el estreno del Pacto y del euro hace casi 20 años. De consumarse la decisión, Italia dispondría de tres semanas para presentar un nuevo Proyecto. Y Bruselas otras tres semanas para dar su segundo veredicto.
En caso de que Roma mantuviese la indisciplina, la Comisión emitiría un dictamen negativo. Aun así, el Gobierno de coalición entre el Movimiento 5 Estrellas y la Liga podría aprobar el presupuesto porque Bruselas no dispone de derecho de veto sobre una de las grandes decisiones soberanas de los parlamentos nacionales.
Pero si Italia ignora completamente el aviso de la comisión, sería el inicio de una batalla institucional de graves consecuencias para la zona euro y, sobre todo, para Italia. El bono italiano ya tembló el jueves por la tarde cuando surgieron los primeros indicios de que el choque de trenes está cada vez más cerca. Un choque potencialmente estrepitoso a juzgar por la dureza de la carta de la Comisión.
Dombrovskis y Moscovici dejan claro al ministro italiano de Finanzas, Giovanni Tria, que si persiste en contravenir las normas presupuestarias se acabará la tolerancia que hasta ahora ha disfrutado Italia a pesar de que su deuda doblaba el límite del 60% previsto en el Pacto de estabilidad.
Las normas aprobadas durante la crisis de la zona euro exigen a los socios con un exceso de deuda que la reduzcan de manera paulatina. Italia no ha cumplido ese criterio en los últimos años. Pero Bruselas siempre ha aceptado las justificaciones presentadas por los sucesivos Gobiernos (de Matteo Renzi y Paolo Gentilloni) para no cumplir la reducción reclamada.
Bruselas recuerda a Roma que esa benevolencia era posible porque Italia cumplía en gran medida con la parte preventiva del Pacto. Pero que la desviación presupuestaria prevista para 2019 pone en duda esa condición y llevará a la Comisión a sopesar la apertura de un expediente disciplinario, lo que sometería a Italia a partir del año que viene a una vigilancia mucho más estrecha sujeta, en último extremo, a importantes multas o a la suspensión parcial de los fondos estructurales de la UE.
La Comisión todavía confía en que Italia se avenga a razones y rectifique durante los próximos días. El Gobierno de Conte tiene de plazo hasta el próximo lunes para responder a las graves acusaciones de Bruselas. Si la respuesta no convence a la Comisión, las cuentas estarán de vuelta en Roma antes del 30 de octubre. Tachadas como inaceptables.
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