El Grupo Internacional de Contacto, creado el 31 de enero en Bucarest y formado por varios países europeos y de América Latina se ha reunido por primera vez en Monevideo y se ha marcado 90 días para lograr un acuerdo pacífico en el país caribeño.
El Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela ha iniciado sus trabajos en Montevideo bajo la presidencia de la alta representante de Unión Europea (UE) para la Política Exterior y Seguridad, Federica Mogherini, y del presidente del país suramericano, Tabarez Vázquez. En el grupo participa España, Francia, Alemania, Holanda, Portugal, Suecia, el Reino Unido, así como Costa Rica, Ecuador, Bolivia, Italia, México y Uruguay. De todos ellos, solo estos cuatro últimos no han reconocido como presidente interino de Venezuela a Juan Guaidó. En la reunión México y Uruguay han presentado el llamado “Mecanismo de Montevideo”, un plan de cuatro fases, con el que se busca el diálogo entre el oficialismo venezolano y la oposición que derive en una negociación que permita una salida pacífica a la crisis.
Mogherini ha señalado que es “fundamental evitar la violencia interna y la intervención externa y abrir un camino para un proceso político creíble que conduzca a elecciones anticipadas”. También ha pedido un “esfuerzo común” para la llegada de la ayuda humanitaria a Venezuela y “asegurar que la asistencia sea canalizada de la mejor manera posible”. La jefa de la diplomacia europea ha reconocido no obstante que no tiene esperanzas “particulares” en el proceso iniciado en Montevideo y que el bloque asume “un gran riesgo” y que tiene la “responsabilidad” de intentar contribuir a una solución “pacífica” ante los “riesgos del uso de la fuerza”, tanto dentro como fuera del país, algo que la UE ve prioritario evitar. El ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Borrell, por su lado, ha dicho desde Montevideo que el objetivo del Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela, que se estableció el pasado 31 de enero en Bucarest, así como del Gobierno español, es “impulsar y ayudar a que se celebre unas elecciones presidenciales” en la nación sudamericana.
Llamamiento al diálogo
El presidente venezolano ha dado su apoyo al plan de México y Uruguay porque es un claro llamamiento al diálogo. Una alternativa a la que se opone Guaidó que solo acepta la caída de Maduro para celebrar en algunos meses elecciones presidenciales. España y varios países europeos dieron un plazo de ocho días, que venció el pasado lunes, para que Maduro convocara estos comicios de lo contrario no lo reconocerían como el presidente legítimo de Venezuela. El plazo venció y el líder chavista, más aislado que nunca, intenta ahora evitar que se produzca una escisión en la cúpula del Ejército, que hasta ahora le ha manifestado su lealtad. Maduro cuenta con importantes aliados extranjeros, como Rusia, China, y Turquía, además de Biolorrusia, Nicaragua e Irán, mientras que Italia, Chipre, Eslovaquia y Rumanía no han reconocido como presidente interino a su rival.
El Grupo de Contacto se ha marcado un máximo de 90 días para intentar sacar algo en claro. “He informado a las Naciones Unidas, a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, la Santa Sede y a diversos países de la región y otros actores internacionales sobre el establecimiento del grupo de contacto y es mi intención mantener estos contactos”, ha dicho Mogherini. Durante este periodo, la UE espera “un gesto” de Caracas como la liberación de los presos políticos y la restitución de los poderes de la Asamblea Nacional para no poner fin a su labor. La jefa de la diplomacia europea ha dejado claro que pasado este tiempo, si no logra resultados, se pondrá fin a su labor. “En ausencia de progresos suficientes se terminará”, ha dicho.
Ganar tiempo
La oposición venezolana desconfía de esta iniciativa al considera que solo sirve para que Maduro gane tiempo, lo que ha negado Mogherini que ha insitido que el objetivo es “acompañar al país hacia unas elecciones democráticas y pacíficas”. Guaidó ha invitado hoy al Papa a “colaborar” para que puedan celebrarse “unas elecciones verdaderamente libres” en el país, después de que el Gobierno de Nicolás Maduro pidiera directamente esta semana la mediación de Francisco para reactivar el diálogo entre las partes.
Por su lado, el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Riabkov, expresó hoy su “preocupación” por que la reunión de Montevideo sirva para “presionar” a Maduro y no para promover el diálogo entre la oposición y las “autoridades legítimas” de Venezuela y su Gobierno. Riabkov ha lamentado que Rusia no haya sido invitada a la cita de Montevideo. A través de una portavoz, Moscú ha acusado a Estados Unidos de preparar un cambio de régimen violento en Venezuela con la tapadera de una operación de ayuda humanitaria. “Aquí no hablamos de democracia. Nadie se propone su restauración, buscan un cambio de régimen en Venezuela”, ha dicho la portavoz de Exteriores María Zajárova. Washington y sus aliados latinoamericanos tienen la intención de concentrar ayuda humanitaria en las fronteras de Venezuela con Colombia y Brasil. Maduro ha dicho que no va a permitir su entrada por considerar que es el prncipio de una intervención militar.
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