El Banco Central congela 1.8 millones de euros del exmandatario, acorralado por el mismo escándalo que mantiene en prisión a Lula.
El expresidente de Brasil Michel Temer, de 78 años, en prisión preventiva desde hace cuatro días por su supuesta implicación en el caso Lava Jato, ha quedado en libertad provisional este lunes por orden de un juez federal. Además, el Banco Central ha congelado 1.8 millones de euros del exmandatario, que está acusado de liderar una organización criminal que supuestamente recibió sobornos durante 40 años a cambio de facilitar contratos públicos. El juez que le investiga ha pedido que se le congelen más de 14.2 millones de euros. El arresto de Temer se produjo tres meses después de dar el relevo a su sucesor, el ultraderechista Jair Bolsonaro, y perder la inmunidad. La megatrama por la que Temer ha estado cuatro días recluido en instalaciones policiales en Río de Janeiro ya hundió al izquierdista Lula da Silva, encarcelado desde hace casi un año.
El magistrado Antonio Ivan Athié, del tribunal de apelaciones de Río de Janeiro (conocido en Brasil como TRF-2), ha decidido ordenar la excarcelación de Temer pese a que él mismo había convocado para el miércoles la vista para analizar la petición de hábeas corpus presentada por los abogados del exmandatario. El magistrado también ha ordenado la excarcelación del exministro Wellington Moreira Franco y a los otros seis sospechosos detenidos con ellos.
Athié afirma en su escrito que pese a los indicios existentes contra el presidente que sucedió a la destituida Dilma Rousseff, su permanencia en prisión preventiva no tiene justificación legal. “Aunque se admita que existan indicios que pueden incriminar a los involucrados, no sirven para justificar la prisión preventiva, porque además de tratarse de [indicios] antiguos, no está demostrado que los acusados atentaron contra el orden público, [o] que estarían ocultando pruebas u obstaculizando” un eventual proceso criminal, explica en su auto Athié.
El juez ha incluido en su auto un mensaje a los jueces y fiscales que investigan desde hace un lustro el megaescándalo: “No estoy contra la llamada [operación] Lava Jato, al contrario, también quiero ver a nuestro país libre de la corrupción que lo azota. Pero, sin respetar las garantías constitucionales, aseguradas para todos, (…) con violación de reglas, no hay legitimidad en el combate a esa plaga”, añade el texto.
El juez Marcelo Bretas que ordenó el pasado jueves la detención del expresidente acusa a Temer de encabezar “una organización criminal” que desvió unos 1.800 millones de reales (450 millones de euros) destinados a la construcción de la central nuclear Angra 3, en Río de Janeiro. Según el auto, infló presupuestos de obras, blanqueó dinero e incluso tenía un departamento para obstaculizar las pesquisas. El diario Folha de S. Paulo, por ejemplo, cargó este fin de semana en un editorial contra la decisión del magistrado porque “parece repetir las prácticas más cuestionables de la operación [Lava Jato] como usar la prisión preventiva para anticipar sentencias o eventualmente forzar la colaboración premiada [con los investigadores]”.
El arresto del ex jefe del Estado y de su antiguo ministro Moreira Franco ha derivado en una batalla dialéctica este fin de semana entre el presidente Bolsonaro y el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, suegro de Moreira Franco, que también será excarcelado. Aunque el enfrentamiento es nominalmente por la reforma del sistema de pensiones que debate la Cámara, los arrestos son el telón de fondo.
Tras presidir dos veces la Cámara de Diputados y ser seis años vicepresidente de Dilma Rousseff, Temer llegó a la Presidencia en agosto de 2016, tras la destitución de la sucesora de Lula. Pertenece al Partido Democrático Brasileño (MDB), una formación especializada en dar a los partidos gobernantes la mayoría parlamentaria a cambio de cargos.
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