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La oposición turca arrebata las mayores ciudades a un AKP que impugnará los resultados

Las tornas han cambiado. Ahora, el partido gobernante juega el papel de denunciante de resultados que tradicionalmente había pertenecido al CHP.

‘Un nuevo comienzo’, dice un cartel en el salón principal de la sede estambulita del socialdemócrata Partido Popular Republicano (CHP). Hoy, todo era novedoso allí. Empezando por los rostros aliviados de simpatizantes y políticos, tras la friolera de un cuarto de siglo perdiendo, elección tras otra, frente a los islamistas. A falta de que la Junta Electoral Suprema (YSK) oficialice los resultados, los opositores han arrebatado Estambul y Ankara, la capital turca, al gobernante Partido Justicia y Desarrollo (AKP).

“El AKP perdió porque dejó de servir a la gente. En su lugar, se dedicaron a sembrar la discordia”, opinó Sema Kartal, una recién desempleada que había ido al cuartel general de los opositores a celebrar la victoria. A su alrededor todo eran abrazos, pero no euforia. No era para menos. A esa hora, el recuento de la agencia semioficial Anadolu establecía que entre el vencedor Ekrem Imamoglu (CHP) y su rival, el ex primer ministro Binali Yildirim (AKP), había sólo 23.945 votos. Ambos seguían declarándose ganadores.

Una distancia, en el núcleo comercial turco, que los perdedores quieren superar impugnando el recuento. “Sabemos felicitar, pero la competición no se ha acabado aún. Hay más de 300.000 votos invalidados, los cuales hemos objetado, 10 veces y media más que el margen [entre ambos]”, aseguró Yildirim. Bayram Senoçak, del AKP, apostilló que “hay irregularidades serias que podrían cambiar el resultado de las elecciones y el AKP está listo para demostrarlas”. “Que decida el YSK”, sentenció Yildrim.

Las tornas han cambiado. Ahora el AKP juega el papel de denunciante de resultados que tradicionalmente había pertenecido al CHP. Como ocurrió tras los comicios locales de hace cinco años en Ankara, cuando los secularistas aseguraron que la victoria del partido de Erdogan había sido amañada en las urnas. Sin embargo, hoy, casi cuatro puntos por debajo de Mansur Yavas (CHP), Mehmet Özhaseki (AKP) optó por reconocer su derrota. “Hubo errores” pero “no intentaremos cambiar el resultado innecesariamente”, dijo.

A la espera de que el YSK decida sobre las alegaciones de los contendientes, el mapa que deja Turquía dista mucho del visto en los últimos 17 años, dominado por el color naranja de un AKP convertido en una máquina de ganar elecciones. Los islamistas, que concurrieron a las elecciones formando la Coalición Popular, de la mano del ultra Partido de Acción Nacionalista (MHP), han dejado de ser la fuerza más votada en todo el arco Mediterráneo y en gran parte del este de Anatolia.

El CHP gobernará en seis de las 10 mayores ciudades turcas, entre ellas Antalya, un motor turístico, y las industriales Adana y Mersin; el AKP, en cuatro, reteniendo por poco Bursa, otra fábrica del país. El AKP del presidente Recep Tayyip Erdogan ha sufrido un revés serio a nivel municipal pero, paradójicamente, no una sangría de votos general. Comparando con las legislativas del año pasado se puede apreciar, incluso, que el AKP gana apoyo: de un 42,56% de voto entonces a un 44,31% el domingo.

Entonces ¿qué ha ocurrido en Turquía? Los primeros análisis obligan a observar cada provincia de forma independiente, teniendo en cuenta la fórmula de participación en alianzas -el CHP y el nacionalista Partido Bueno (IYI Parti) también formaron la Coalición Nacional- y que la selección de candidatos ha podido jugar un papel decisivo. O el hecho de que el pro kurdo Partido Democrático de los Pueblos (HDP) no presentó candidatos en Ankara y Estambul, abriendo la puerta a concentrar votos para el CHP.

“Erdogan basó la campaña para las locales en tres premisas: convertirla en un plebiscito sobre él, actuar como si fuese el candidato de todos los ayuntamientos y crear todo tipo de enemigos”, resumió hoy, en conversación con EL MUNDO, el vicepresidente del CHP Orhan Saribal. “No hay un AKP, sino un Erdogan, que ha tratado de dividir el país y ha desdeñado sus ayuntamientos, forzando dimisiones e imponiendo candidatos. Nosotros, junto al IYI, hemos intentado tender una mano a todos los partidos”.

Por lo tanto, el buen hacer del CHP en la formación de candidaturas municipales, un mal rendimiento de la campaña de Erdogan y un descenso del MHP deben sumarse a otras razones voceadas por los analistas, como la mala situación económica, para explicar estos resultados que, siendo ajustados, han cambiado el color de gran parte de Turquía y las expectativas de la oposición secularista, que ahora se enfrenta a la posibilidad de poder usar las metrópolis para poner poner en práctica sus líneas de Gobierno.

el mundo

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