Los líderes de la coalición gobernante denuncian la ausencia de diálogo para plantear sus reivindicaciones.
El presidente declina la invitación de acudir a la Asamblea corsa, pero acepta una reunión privada.
Emmanuel Macron termina este jueves en un pueblo corso de 280 habitantes situado a 60 kilómetros de Ajaccio el maratón iniciado en enero para buscar una salida a la crisis de los chalecos amarillos. Pero lo que encontrará en Cozzano es otra crisis.
Los líderes de la coalición nacionalista que gobierna la isla desde el 2015 denuncian la ausencia de un verdadero diálogo para plantear sus reivindicaciones y no asistirán al gran debate nacional del presidente, que consideran un mero “show de comunicación”. Tampoco irán los diputados nacionalistas y muchos alcaldes están divididos.
Además, la coalición Pè a Corsica –formada por independentistas y autonomistas- ha hecho un llamamiento a los corsos para que expresen “pacífica y simbólicamente su rechazo a que se les siga negando la democracia” en una jornada bautizada como isla muerta entre las 12 del medio día y las 18 horas, el tiempo que Macron estará en Córcega.
Crisis profunda
“Queremos un verdadero debate y un verdadero diálogo”, ha dicho en France Info el presidente del Ejecutivo corso, el autonomista Gilles Simeoni. “Hay una crisis económica y social profunda, como en el continente, pero también un bloqueo político, porque la expresión de las urnas no se ha tenido en cuenta”, ha explicado.
En las elecciones regionales de diciembre del 2017, la coalición nacionalista logró el 56% de los votos con un programa que contemplaba entre otras cosas una referencia a la especificidad corsa en la Constitución francesa, la cooficialidad de la lengua, una ley de amnistía para los llamados presos políticos y un estatuto de autonomía en diez años.
En febrero 2018, durante su primera visita como presidente coincidiendo con la conmemoración del asesinato del prefecto Claude Érignac, Macron enfrió completamente las expectativas de los nacionalistas. Desde entonces, los encuentros de los líderes nacionalistas con el Gobierno se han saldado sin avances.
Impaciencia y desconfianza
La impaciencia y el clima de desconfianza es tal que las palabras conciliadoras de Macron este martes en una entrevista al diario Corse Matin, mostrándose “disponible y voluntario para el diálogo”, no han conmovido a los responsables nacionalistas.
“El titular de la entrevista es Diálogo para la Historia, pero el contenido no tiene nada de apertura de diálogo ni nada de histórico”, ha dicho el presidente de la Asamblea corsa, el independentista Jean Guy Talamoni, en la revista Le Point. “No se ve la menor consideración del proyecto avalado por los corsos en sufragio universal. Manifiestamente, no está a la altura del reto”, ha agregado.
Las relaciones entre Córcega y París se han deteriorado mucho en un año y los dirigentes de la isla denuncian a menudo la actitud despectiva del Gobierno.
Este miércoles, el Elíseo ha declinado la invitación que Simeoni y Talamoni habían traslado a Macron para que acudiera a la Asamblea corsa. El presidente está en cambio dispuesto a reunirse con los líderes nacionalistas en Cozzano o París.
La visita de Macron se produce tres días después del descubrimiento de cargas explosivas ante sedes del Tesoro público en Bastia. Ningún artefacto explosionó pero la Fiscalía antiterrorista de París se ha hecho cargo de la investigación.
La violencia política ha desaparecido casi por completo desde que el Frente de Liberación Nacional Corso (FLNC) brazo armado del movimiento nacionalista abandonara las armas en 2014.
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