Estados Unidos ha impuesto sanciones a Turquía para castigar su ofensiva contra los kurdos en Siria, solo unos días después de que la retirada de las tropas estadounidenses del noreste del país allanara el camino para la invasión turca. Las sanciones contra altos cargos del Gobierno de Ankara han ido acompañadas de una subida de los aranceles a las importaciones de acero turco, que pagarán un 50% de impuestos. La Casa Blanca ha afirmado que está dispuesta a llegar mucho más lejos si el presidente Recep Tayyib Erdogan no detiene la incursión contra los únicos aliados estables que EE UU ha tenido en el conflicto sirio. “Estoy totalmente preparado para destruir de un plumazo la economía turca si sus líderes continúan por este camino peligroso y destructivo”, ha dicho Donald Trump.
Las medidas punitivas de la Casa Blanca llegan en plena oleada de críticas en Washington contra la decisión de Trump de abandonar a los kurdos después de que EE UU los utilizara como avanzadilla para combatir al Estado Islámico en Siria. La espantada ha provocado un tsunami geopolítico en la región, después de que las milicias kurdas pidieran inmediatamente ayuda al régimen de Asad y sus aliados rusos para resistir la invasión turca, un cambio de bando que ha levantado ampollas en la capital estadounidense. “La ofensiva militar turca está poniendo en peligro a los civiles y amenazando la paz, la seguridad y la estabilidad de la región”, ha dicho Trump en un comunicado. “Le he dejado claro al presidente Erdogan que las acciones de Turquía están precipitando una crisis humanitaria y creando las condiciones para posibles crímenes de guerra”. Las primeras sanciones castigan a los ministros turcos de Defensa, Interior y Energía, así como a sus respectivos departamentos.
Todo parece indicar que la Casa Blanca se está repensando la jugada en Siria tras haber dado inicialmente carta blanca a Turquía para que lanzara su operación militar. Y es que, estratégicamente, ha sido un desastre colosal para EE UU. No solo ha perdido al único aliado que tenía en Siria, minando gravemente su credibilidad en la región, sino que ha permitido que Damasco, Rusia e Irán tomen posiciones en la única región del país que hasta ahora no controlaban. Y, entre medio, se ha enemistado con Turquía, un aliado incómodo pero indispensable en el organigrama de la OTAN.
Trump habló el lunes con Erdogan para pedirle que detenga la operación y anunció que enviará a Ankara a su vicepresidente Mike Pence para tratar de negociar un alto el fuego. “El presidente Trump le ha transmitido muy claramente que EE UU quiere que Turquía detenga la invasión, implemente un alto el fuego inmediato y empiece a negociar con las fuerzas kurdas en Siria para detener la violencia”, dijo más tarde Pence.
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