Un millar de pasajeros y los casi 700 tripulantes del ‘Serenity’, un exclusivo crucero de la naviera californiana Crystal Cruises, partirán el 16 de agosto desde el puerto de Seward, en Alaska, y 32 días después llegarán a Nueva York tras haber atravesado el Paso del Noroeste, la otrora indómita ruta de navegación que enlaza el Pacífico y el Atlántico a través del Ártico canadiense. Aunque diversos barcos ya han cubierto el mismo trayecto en los últimos años, incluido un velero y un mercante cargado de minerales, será la primera vez que un gran buque turístico, con una eslora de 253 metros, se aventura por unas aguas que hasta hace apenas una década eran infranqueables.
A principios del siglo XX, el explorador noruego Roald Amundsen, que fue el primero en recorrer el Paso del Noroeste, tardó tres años tras quedar encallado en varias ocasiones. El avance del deshielo es ahora implacable: actualmente, la superficie marina cubierta por el hielo en el Ártico es en verano entre un 30% y un 40% más pequeña que hace dos décadas.
El ‘Crystal Serenity’, un viejo conocido del puerto de Barcelona, habitual en cruceros de lujo, cuenta con un casco reforzado para la navegación entre el hielo, pero no es propiamente un rompehielos. En principio, aunque el periplo en agosto será por aguas libres, no se descarta la presencia de placas ocasionales en algunas zonas, motivo por el cual los pilotos han sido escogidos por su experiencia en el Ártico (de hecho, la compañía ya ofrecía con anterioridad cruceros por Alaska y la Antártida). Además, debido a la ausencia de puertos habilitados, todas las salidas a tierra firme deberán efectuarse en zódiacs.
Por si acaso, el ‘Serenity’ lleva un helicóptero para analizar constantemente el estado de la ruta y cuenta con el apoyo de un auténtico rompehielos que le abrirá el paso en caso de necesidad. Diversas entidades ambientales británicas han criticado que el British Antarctic Survey, una entidad pública dedicada a la investigación científica, haya alquilado para estos menesteres al ‘RRS Ernest Shackleton’, un equivalente del ‘Hespérides’ español. El crucero ha recibido la autorización para navegar por la zona después de concienzudas inspecciones que incluyeron una intervención en caso de incendio y una eventual evacuación tras el abandono de la tripulación.
Las nuevas condiciones derivadas del cambio climático han abierto la navegación a los grandes cruceros, que ahora tienen el camino expedito durante gran parte del verano, aunque posiblemente los mayores beneficiarios serán el transporte internacional de mercancías y la industria minera. Para un buque chino, por ejemplo, llegar a Nueva York a través del Paso del Noroeste le supone un ahorro de prácticamente 5.000 kilómetros, un 30% del trayecto, frente a la vía clásica del canal de Panamá. En cuanto a la explotación de los recursos, hasta ahora inabordables, el Servicio Geológico de EEUU estima que el Ártico atesora el 13% de las reservas de petróleo aún no descubiertas y un porcentaje superior de gas natural.
Los ecologistas, sin embargo, temen que la nueva ruta de navegación perturbe un ecosistema prácticamente primigenio y advierten del riesgo de accidentes y vertidos, del efecto que supondrá la construcción de infraestructuras de apoyo y hasta de la llegada de especies invasoras de fauna y flora.
Tras partir de Seward, la ruta del ‘Crystal Serenity’ pasa por la islas de Kodiak y Amaknak (Aleutianas) antes de penetrar en el Ártico a través del estrecho de Bering. Luego prosigue por los mares de Chukchi y Beaufort y se adentra en las islas canadienses por el estrecho de Dolphin y Union. A continuación gira hacia el norte, bordea la isla de Baffin, toca tierra en Groenlandia y, finalmente, avanza hacia el sur por el mar de Labrador hasta llegar a Boston y Nueva York. Son en total unos 13.000 kilómetros.
A los clientes se les ofrece como atractivos la visita a diversos poblados recónditos y el avistamiento (posible) de ballenas beluga y osos polares. Aunque los exclusivos billetes costaban entre 20.000 y 120.000 dólares, ello no evitó que se vendieran en tres semanas. Varios clientes son españoles, según ha confirmado Un Mundo de Cruceros, agente en Barcelona de Crystal Cruises. Y, visto el éxito, la empresa ya acepta reservas para el año que viene.
El periodico
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