El Departamento de Justicia estadounidense ha acusado este martes de 11 cargos a dos ciudadanos chinos por hackear a contratistas del sector de Defensa -empresas contratadas por el Gobierno- e investigadores de la pandemia del coronavirus. Según los documentos judiciales, los piratas cibernéticos, que operaron entre 2014 y 2020, han atacado a compañías de biotecnología que estaban trabajando para desarrollar una vacuna contra la covid-19. También revelan que accedieron a ordenadores de empresas con base en distintos países, incluidos España, Reino Unido, Alemania, y Bélgica.
“Este tipo de coerción económica no es lo que esperamos de un líder mundial confiable. Es lo que esperamos de un sindicato delictivo organizado”, dijo en una rueda de prensa el subdirector del FBI David Bowdich. El documento judicial alega que los ciudadanos chinos Li Xiaoyu, de 34 años, y Dong Jiazh, de 33, dos ex estudiantes de ingeniería participaron durante años en una campaña de ciberespionaje, en la que accedieron a información de diseño de armas y fármacos. También habrían atacado a disidentes y activistas defensores de los derechos humanos en Estados Unidos, China y Hong Kong. Los acusados, según Washington, actuaron para su propio beneficio, pero también para el Ministerio de Seguridad del Estado (MSS), la agencia de inteligencia china. Según los fiscales, un agente de la MSS suministró a los piratas información sobre vulnerabilidades críticas de los softwares espiados.
La acusación sostiene que Li y Dong piratearon computadoras y robaron cientos de millones de dólares en propiedad intelectual y secretos comerciales de empresas durante más de una década. En los últimos meses, los dos acusados “investigaron vulnerabilidades en las redes de biotecnología y otras empresas conocidas públicamente por su trabajo en vacunas, tratamientos y tecnología de prueba de la covid-19”, reza el comunicado. No han revelado los nombres de las empresas, pero sí han especificado que algunas tienen su base en California, Maryland, Washington, Texas, Virginia y Massachusetts. Los acusados no están bajo custodia y las autoridades han reconocido que es improbable que pisen un tribunal estadounidense.
China, junto con Rusia, Irán y Corea del Norte, se han unido a “ese vergonzoso club de naciones que proporcionan un refugio seguro a los ciberdelincuentes a cambio de que esos delincuentes estén ‘de guardia’ para trabajar en beneficio del Estado”, sostuvo en un comunicado el fiscal adjunto John Demers, el principal funcionario de seguridad nacional del Departamento de Justicia. Su objetivo es “alimentar el hambre insaciable del partido comunista chino por la propiedad intelectual ganada con esfuerzo por las compañías estadounidenses y no chinas, incluida la investigación de la covid-19“, agregó.
Esta es una nueva acción de la Administración de Trump contra China, a quien responsabiliza de la pandemia. A mediados de mayo, el FBI y la Agencia de Seguridad de Infraestructuras y Ciberseguridad (CISA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos emitieron una alerta en la que acusaban a piratas informáticos chinos de intentar robar datos de propiedad intelectual y de salud pública de vacunas, tratamientos y pruebas relacionadas con el coronavirus. En ese momento, las dos entidades enviaron un comunicado en el que alertaban de estas amenazas.
“El posible robo de esta información pone en peligro el hallazgo de opciones de tratamiento seguras, efectivas y eficientes”, rezaba el comunicado conjunto que enviaron dichas agencias, que no detallaban la identidad de los hackers ni cómo llegaron a dicha conclusión. Respecto a este caso, la embajada de China en Washington ha condenado las acusaciones, que ha calificado de “mentiras”.
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